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Con el lanzamiento de Majorana 1, Microsoft se pone a la delantera en la carrera por la supremacía cuántica. Este nuevo procesador presenta una arquitectura de núcleo topológico que podría representar un avance decisivo frente a Google e IBM, sus principales competidores, que han seguido caminos distintos en el desarrollo de este tipo de tecnología.
Satya Nadella, CEO de Microsoft, afirmó que, ante los hallazgos de este nuevo chip cuántico, podríamos estar ante un nuevo estado de la materia diferente a los que ya conocemos, por lo que Majorana 1 buscará hacer realidad computadoras cuánticas capaces de resolver problemas a escala industrial en años y no en décadas.
Además de los estados tradicionales (sólido, líquido y gaseoso) que aprendimos en la escuela, la ciencia ha identificado otros como el plasma (presente en contextos espaciales) o el condensado de Bose-Einstein (presente en la nanotecnología y computación cuántica).
Microsoft ha logrado aprovechar la "superconductividad topológica", un nuevo estado de la materia capaz de dos cosas: por un lado, permite que la electricidad fluya sin ninguna resistencia; por otro lado, protege esta información de perturbaciones externas. Imagina un cable de aluminio enfriado a temperaturas extremadamente bajas: en condiciones normales, los electrones chocan entre sí al moverse, generando calor y perdiendo información. Pero en este nuevo estado, los electrones se deslizan perfectamente y cualquier "ruido" o interferencia externa simplemente rebota sin afectar la información que transportan.
Es como una autopista para partículas subatómicas que, además de no tener baches ni semáforos, está protegida por un escudo invisible que les permite moverse sin interferencias externas. Esto es especial para las computadoras cuánticas, cuyo mayor problema hasta ahora ha sido que sus qubits (unidad básica de información en la computación cuántica) son frágiles y pierden información con la más mínima interferencia.
El chip presentado por Microsoft representa una arquitectura completamente nueva en el campo de la computación cuántica. Su diseño se basa en nanocables de aluminio unidos en forma de H, donde cada H contiene cuatro Majoranas controlables que producen un qubit. Estas estructuras pueden conectarse y colocarse a lo largo del chip como si fueran fichas, lo que facilita la escalabilidad.
A diferencia de otras tecnologías cuánticas, los qubits topológicos de Microsoft presentan tres ventajas fundamentales:
Mayor estabilidad: las partículas de Majorana protegen la información cuántica de perturbaciones aleatorias, lo que reduce errores.
Control digital: las mediciones pueden activarse y desactivarse con simples pulsos de voltaje, similar a accionar un interruptor de luz, en lugar de tener que ajustar meticulosamente cada qubit individual.
Tamaño óptimo: el Majorana 1 encuentra un equilibrio perfecto en sus dimensiones, ni tan pequeño que dificulte el paso de líneas de control, ni tan grande que requiera una máquina descomunal.
Estas características abordan los dos grandes retos de la informática cuántica: la escalabilidad y la coherencia de qubits. Mientras que los chips de IBM o Google necesitan instalaciones enormes para albergar los miles de qubits necesarios para aplicaciones prácticas, el chip de Microsoft se puede sostener en la palma de la mano y encajaría perfectamente en los centros de datos de Azure.
Después de casi 20 años de investigación que llevó a dicho hallazgo, el anuncio de Microsoft replantea por completo el panorama competitivo en el sector. Hasta ahora, Google y IBM habían protagonizado los principales titulares:
Google anunció en 2019 haber alcanzado la “supremacía cuántica” con su procesador Sycamore, capaz de realizar en minutos un cálculo que tomaría miles de años a los superordenadores más potentes. Más recientemente, presentó su chip Willow con más qubits, pero siguiendo una arquitectura similar.
IBM ha seguido una ruta progresiva al aumentar constantemente el número de qubits en sus sistemas, con su procesador Eagle de 127 qubits y el ambicioso plan de alcanzar los 1,000 qubits en los próximos años.
Sin embargo, ambas compañías han enfrentado un problema fundamental: a medida que aumentan el número de qubits, también aumentan exponencialmente las dificultades para mantenerlos estables y conectados. Es como intentar construir un castillo de naipes cada vez más alto: se vuelve cada vez más complejo con nuevas capas.
Microsoft, por su parte, ha adoptado un enfoque distinto. En lugar de centrarse únicamente en aumentar el número de qubits (su chip Majorana 1 cuenta con solo 8), ha desarrollado una arquitectura que podría permitir la integración de un millón de qubits en un solo chip. Esto refleja una visión diferente sobre la evolución de la computación cuántica.
Otra ventaja para Microsoft es que cuenta con el respaldo de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), encargada de invertir en tecnologías innovadoras para la seguridad de Estados Unidos. De hecho, Microsoft, la compañía que creó el primer chip cuántico topológico, forma parte del programa de desarrollo de la primera computadora cuántica tolerante a fallas a escala industrial.
Aspecto | Microsoft | IBM | |
---|---|---|---|
Enfoque tecnológico | Qubits topológicos basados en partículas de Majorana | Qubits superconductores basados en efecto Josephson | Qubits superconductores con arquitectura de procesador Sycamore/Willow |
Estado actual | Majorana 1 con 8 qubits topológicos | Procesador Eagle con 127 qubits | Procesador Sycamore (53 qubits) y Willow (con más qubits) |
Materiales clave | Arseniuro de indio y aluminio (topoconductor) | Niobio y aluminio superconductores | Aluminio y dispositivos Josephson |
Ventaja distintiva | Alta estabilidad y control digital que promete mayor escalabilidad | Mayor número de qubits funcionales actualmente | Demostración de "supremacía cuántica" en 2019 |
Desafío principal | Implementación práctica de teorías complejas | Corrección de errores y estabilidad a mayor escala | Mantener la coherencia cuántica con más qubits |
Estrategia de desarrollo | 20 años de investigación fundamental antes de anunciar avances significativos | Incremento gradual y constante del número de qubits | Demostraciones de hitos públicos de supremacía cuántica |
Objetivo a mediano plazo | Un millón de qubits en un chip del tamaño de la palma de la mano | 1,000 qubits en los próximos años | Mejora progresiva de capacidades |
Integración con otras tecnologías | Azure Quantum combinando IA, computación de alto rendimiento y tecnologías cuánticas | IBM Quantum Composer e integración con la nube de IBM | Integración con las soluciones de IA y aprendizaje automático de Google |
Control de qubits | Digital mediante pulsos de voltaje (como interruptores) | Analógico ajustando parámetros físicos de cada qubit | Analógico con ajustes precisos de microondas |
Tamaño de la tecnología | Chip compacto que podría integrarse en centros de datos existentes | Sistemas grandes que requieren instalaciones especializadas | Sistemas grandes que requieren instalaciones especializadas |
Reconocimiento externo | Una de dos empresas seleccionadas para la fase final del programa US2QC de DARPA | Amplia adopción académica y comercial | Reconocimiento por la primera demostración de supremacía cuántica |
Enfoque de corrección de errores | Resistencia al error integrada a nivel de hardware | Códigos de corrección de errores a nivel de software | Códigos de corrección de errores a nivel de software |
El procesamiento cuántico de este millón de qubits es necesario para que estas computadoras ofrezcan soluciones a problemas del mundo real que en la actualidad son inabordables incluso para los superordenadores más potentes.
Entre las aplicaciones potenciales se encuentran:
Descomposición de microplásticos: actualmente no existe un catalizador único que pueda descomponer los diversos tipos de plásticos, un problema crítico para abordar la contaminación. Las computadoras cuánticas podrían calcular las propiedades de catalizadores capaces de transformar estos contaminantes en subproductos valiosos o inocuos.
Materiales autorreparables: comprender a nivel molecular por qué los materiales sufren corrosión o grietas podría conducir al desarrollo de materiales que reparen de forma automática daños en puentes, partes de aviones o incluso pantallas de dispositivos móviles.
Avances en medicina y agricultura sostenible: el cálculo preciso del comportamiento de enzimas podría revolucionar el desarrollo de medicamentos personalizados y crear biofertilizantes más eficientes que reduzcan la dependencia de productos químicos, permitiendo cultivos con menor impacto ambiental incluso en condiciones climáticas adversas. Además, al ser capaz de simular en minutos interacciones moleculares, que hoy tardarían años, la computación cuántica aceleraría sustancialmente el desarrollo de fármacos.
Lo más revolucionario es que estas aplicaciones no son meras especulaciones teóricas, sino posibilidades concretas que podrían materializarse en menos de una década, según el enfoque de Microsoft.
El potencial de la computación cuántica puede abrir nuevos horizontes cuando se integra con la inteligencia artificial. Microsoft ya explora estas sinergias a través de su plataforma Azure Quantum, que combina soluciones de IA, informática de alto rendimiento y tecnologías cuánticas.
En este escenario, la computación cuántica y la IA podrían potenciar un futuro donde la resolución de problemas complejos se vuelva accesible mediante interfaces conversacionales. Es decir, un físico podría describir en lenguaje natural qué tipo de material o molécula desear crear, y obtener una respuesta viable de inmediato, sin años de prueba y error.
El anuncio del Majorana 1 representa mucho más que un nuevo producto en la carrera tecnológica: simboliza un cambio de paradigma en la computación cuántica. Sin embargo, aún faltan años de desarrollo antes de que veamos aplicaciones comerciales a gran escala.
¿Podrá Microsoft dejar atrás a Google e IBM en la carrera cuántica, o es solo una apuesta arriesgada? Sea cual sea el resultado, el horizonte de la computación cuántica se ha expandido de forma considerable al buscar transformar industrias enteras y nuestra capacidad para resolver los problemas más complejos en el día a día.
No hay fecha específica, pero Microsoft habla de "años, no décadas". Probablemente entre 5-10 años para ver aplicaciones comerciales significativas.
La transición de 8 qubits actuales a un millón requerirá superar desafíos importantes de fabricación y control.
Podría romper sistemas de encriptación basados en factorización de números primos (como RSA). Sin embargo, ya se están desarrollando algoritmos "post-cuánticos" resistentes a estos ataques.
Microsoft trabaja activamente en esta transición para estar preparados cuando la tecnología madure.
Tres principales:
Será accesible a través de la nube (Azure Quantum). Pocas organizaciones poseerán el hardware físico, pero muchas podrán usarlo pagando por tiempo de computación.
Este modelo es similar al actual de supercomputadoras, donde el acceso se distribuye mediante servicios en la nube.
Paradójicamente, aunque ayudará a resolver problemas de sostenibilidad, los sistemas cuánticos actuales consumen mucha energía para mantener temperaturas criogénicas.
La ventaja de Microsoft: más qubits en menor espacio físico y control digital que requiere menos energía que los enfoques analógicos de la competencia.